Y vuelves al momento exacto.
A aquel día en el que nuestras miradas se comieron un par de veces pero nuestros labios, ni se sabe. Donde sentir el roce de tu cuerpo era algo infinito.
Y tus ojos, eran la prueba de lo nuestro. Si eso que alguna vez fue nuestro.
Pero todo, como siempre, tiene su fin. Y sigue su curso. Y cuando ya piensas que todo a acabado, aparecen. Ahí están, verdes y enormes, como siempre.
Pero ya no te miran como antes, simplemente no lo hacen. No se arriesgan.
Ahora es a otra boca a la que muerde, y otro cuerpo al que roza. Ya no es su susurro en tu oído ni su aliento en tu clavícula.
Y si el no es, no eres nada. Ya no eres nada.
Va siendo hora de olvidar de verdad. GRANDE PARRAL.
Que bonito... la verdad esque tienes razón y todo tiene su fin. Besos desde http://hazdeestemundotumundo.blogspot.com :)
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