Feeliz Navidad.

Son días en los que el frío declara la guerra, pero nosotros se la ganamos. Son domingos en compañía. Son dos vidas convertidas en muchas más. Son sonrisas de complicidad. 
Son ilusión. 
Son canciones que me recuerdan a ti. A nuestros besos. 
Son días en los que nuestra locura no entiende de pausas. 
Son sueños cumplidos. Son ciudades vestidas de fiesta, y pájaros vestidos de etiqueta.
Son te quiero sentidos, y odios olvidados.  
Son pedir un poquito más, y recibirlo. 

Son días un poquito más felices. 

Quizá deberíamos vivir nuestra vida, y no buscarnos en otra.

¡Estúpida, estúpida, estúpida! No eres capaz de ser fuerte. Te hundes en la misma mierda cada vez que lo ves. Y vuelves a tropezar! 
Una y otra vez, derrota tras derrota. Y no eres capaz de levantar. Esa puñetera piedra no se cansa, siempre está ahí y parece que siempre va ha estar, hasta que tú no te quieras levantar, lavarte la cara y gritar que hoy es tu puñetero día y que nadie te va ha joder! 
Que si tienes que joder, hoy te toca a ti. Que ya no estas hasta los cojones de la vida, que es hora de que la vida este hasta los cojones de ti. Que los problemas ya no forman parte de tu vocabulario, y que vas a usar de todo menos excusas, que ya no las necesitas en tu armario. 
Y que le den por culo a los lunes, martes y miércoles, que para ti hoy es sábado, y esta noche vamos a chutarnos felicidad hasta morir por sobredosis! Porque van a reventar! 

Que hoy GOBIERNAS TÚ!

En mentes borrachas, hablan corazones sobrios.

Eran esos ojos verdes aceituna, y esa sonrisa que descolocaba las estrellas, era ese pelo medio rubio, medio castaño claro que ni se sabe. Era esa ilusión y miedo de volverse a ver, de reaccionar o quedarse paralizada. Era ese comerse la cabeza, ese esperar y desesperar. Era ese pensar y sonreír.
El la busca con su mirada, pero no encuentra esos preciosos ojos marrones.
Ella le añora más que nunca.
Los dos igual de orgullosos y estúpidos. Buscándose entre otras bocas, besos que solo se encuentran en la comisura de sus labios.

Haciendo malabares con esquinas y bares.

Últimamente esta borracha de felicidad, últimamente esta borracha de rabia también. Pero ya nadie consigue hacerla entrar en razón.
Se ahoga en vasos de tequila y cada día despierta en diferentes sábanas. 
Ya no confía en ella, ni en nadie. Dar todo y recibir nada.
Armada de valor dos minutos y destrozada los tantos siguientes. Ya ni se entiende. ¡Se ha cansado de esta horrible vida! 
Pero esta noche la toca coger el pintalabios rojo, la mascara de pestañas y perderse en otras sábanas, las que no son de nadie.