Eran esos ojos verdes aceituna, y esa sonrisa que descolocaba las estrellas, era ese pelo medio rubio, medio castaño claro que ni se sabe. Era esa ilusión y miedo de volverse a ver, de reaccionar o quedarse paralizada. Era ese comerse la cabeza, ese esperar y desesperar. Era ese pensar y sonreír.
El la busca con su mirada, pero no encuentra esos preciosos ojos marrones.
Ella le añora más que nunca.
Los dos igual de orgullosos y estúpidos. Buscándose entre otras bocas, besos que solo se encuentran en la comisura de sus labios.
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