¿Sabes? Nunca había tenido tanto miedo a enamorarme como esta vez. Miedo. Pero no sabía muy bien porque. Miedo a que un día me faltes, y sea un punto y aparte en tu baile. ¿Pero sabes que es lo peor? Que ya lo había hecho. Estaba incondicional e irrevocablemente enamorada.
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