Cuatro palabras con un objetivo.
Un par de secretillos con algún que otro sentimiento también.
Nunca esta de más, mas bien de menos. Y nunca son ese conjunto de letras demasiado perfectas, como para ser contempladas por tantos.
O tan pocos, como ellas.
Es el efímero, es su sonrisa, sus ojos, esas manos que ya han recorrido un par de cinturas o ese pelo.
Cada cual susurro en el oído.
Son un par de carcajadas, botellas por el suelo, dos chupitos de tequila seguidos y la gilipollez.
La más bonita de las estrellas, 23 personas en una ciudad con poco más de 7.627 habitantes.
Un echarse de menos.
Son tres meses y unos cuantos más.
Que viene cuando quiere y no cuando se necesita.
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