Son a estas horas de la noche, cuando te da por pensar lo rápido que pasa todo.
Pensar que ayer estabas ahí con él, sonriendo, teniendo las típicas broncas tontas, y los piques con los que conseguía que me enfurruñara yo sola para así perdonarme a besos. Que ayer mismo estábamos él y yo, nosotros, solos frente a un mundo que se nos caía si no nos veíamos, que nos necesitábamos. Que nos perdíamos todas las noches por unas sabanas que guardan miles de secretos.
Ayer mismo cuando nos hacíamos promesas que si ahora piensas, no se han cumplido. Tontas y pasajeras por que, nada más, eso han durado, unos minutos, y por complacer.
Que hoy es una persona más de los 7000 millones de habitantes que hay en el planeta tierra, y que simplemente recuerdas un martes a las 03:42 horas de la madrugada.
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